lunes, 11 de octubre de 2010

La promoción de Q15

“Hasta aquí llegamos jóvenes, les espero la siguiente clase.” Como no hay un timbre o una alarma que indique que ya son las 7 de la noche, esas palabras nos indican que es hora del receso. En casi carrera, nos dirigimos al área de la cafetería para alcanzar a comer algo antes de que empiece la siguiente clase. Llegamos con mi inseparable compañera Carmen. “¿vas a comer hoy? Y ¿qué comemos vos? Son las preguntas del turno y vemos que ya hay una cola para Pollo Campero a la que nos incorporamos.

Uno a uno pasan los que les toca pedir y de la misma forma los que se agregan a la odisea, y otros que se cuelan para no esperar tanto, de poder saborear un delicioso (o accesible) menú de a Q15.00, que incluye dos porciones de pizza de jamón y una Pepsi pequeña. Con billetillo en mano, el muchacho de la caja parece adivinar lo que vamos a pedir como si tuviera poderes psíquicos.

Algunas veces, yo hago la cola mientras Carmen va a la fotocopiadora por un documento o a dejarle un libro a su novio. Cuando regresa ya me encuentro sentada esperando con la comida para devorarla cual si fuese la última.

Ana Lucia Quiñonez
2014009




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