miércoles, 18 de agosto de 2010

"Lupita"

Por: Adriana Duarte


Y su risa se escucha de fondo en la melodía de cada amacer. Su alegría que asombra a pesar de tener un trasfondo frío. Lupita de tan solo 7 años, no come, no vive, no vive la vida que una niña a su edad debería vivir. Sola en el olvido de lo vacio que esta su corazón, a pesar de todo lo que vio y vivió si alma sonríe. Su padre nunca se supo quien fue, por lo menos ella no llego a saber quien fue. La madre hace 1 año la mataron enfrente de su casa, si enfrente de sus lindos ojos que demuestran inocencia pero que jamás verán igual desde ese momento tan sombrío que vivió. Y quien es capaz de hacerle eso a esta pequeña creatura que cada vez q te mira sonríe y dice “buenos días, y hoy a que jugaremos” le encantan los colores fuertes y vivos.  Brincando, saltando, bailando, le encantan los dulces, y desde la entrada a la guardería se escucha su risa deseando que lleguen nuevas visitas. Cada vez que tu le das un dulce dice, no mires la envoltura, solo fíjate en lo que hay dentro, conócelo, saboréalo, y es una delicia de dulce de azúcar.
Y solo de pensar que ella paso casi un mes sin hablar, llorando comiéndose el concentrado del perro que tenían en su casa de tan desorientada, triste, perdida, abandonada, sola sin familia, sin alguien que cada mañana la despertara para ir al colegio. Ahora despierta en una de las casas de las niñeras de la guardería que la cuida mientras encuentran una casa para ella. Lupita la chica dulce de sonrisa pura, y corazón de miel, mirada sin fondo, horizonte perdido, belleza diminuta que hechiza tu alma, leyendo el sol, cada mañana sonríe sin voz, la voz que a gritos canta a la nada, que grita por amor, que grita por vos. U abrazo, un beso, un dulce, solo eso necesitaba la pequeña lupita. Sus pequeñas manos calientitas y pegajosas de tanto dulce que come, pero como come la niña. Su gabacha llena de manchas de comida y brillantina. Su pelo un poco despeinado queriendo decir, encuentren mi camino, si mi camino hacia la vida amarrada de la soledad. Y mi olor  a una mezcla de arcoíris y perfume de barbie que venden en las tiendas del mercado. Con unos zapatitos negros y calcetas con vuelos blancas, es con los que Lupita caminara hacia la verdad y realidad de su vida. Ojala un día guarde su recuerdo en la envoltura del dulce que más le gusto. 

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